De
mar a mar entre los dos la guerra, más honda que la mar. En mi parterre, miro a la mar que el horizonte cierra. Tú asomada, Guiomar, a un finisterre, miras hacia otra mar, la mar de España que Camoens cantara, tenebrosa. Acaso a ti mi ausencia te acompaña. A mí me duele tu recuerdo, diosa. La guerra dio al amor el tajo fuerte. Y es la total angustia de la muerte, con la sombra infecunda de la llama y la soñada miel de amor tardío, y la flor imposible de la rama que ha sentido del hacha el corte frío. |
Hora de España (Barcelona), n.º XVIII, junio 1938, p. 8. |
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