Amor
tirano
(2003) |
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Alumbraciones |
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Escáner
Sí yo miro y veo invento las cosas invisibles percibo las equivocadas oscuridades del amor o las violentas. Y qué. Eso qué importa en este oficio de mirar el mundo y exagerar o reducir el mundo. Qué importa si de un vistazo atlético asocial miro un cuerpo de hombre el tuyo sí el tuyo silencioso clínicamente te desvisto silenciosamente un resplandor te alumbra y veo ensimismada toda tu trayectoria yugular tu vibración errante de líquidos a 37 grados entre brazos y piernas pecho amplio ampliado por la blanca camisa de algodón respiración del mal moral el diastólico enigma de todo lo que va del corazón al sexo limpio cilindro central tus extras centímetros genéticos ante los 5 puntos cardinales de mi apunte de artista publicana.
Videncia lenta tengo de lo que harás en el extremo de la región mental rodar la luz en dios vivo y muerto momento de fulgor y frontera oblicuidad entre el aire de la nariz y el aire de la boca ese gesto volado de la cara a gran velocidad que se reparte entre tus ojos hundidos bloqueados en cada hueso de la cabeza los pies ese tendón femoral del muslo con su arteria a la imaginación final de las razones con la nieve.
Músculo a músculo te veo grave resucitado por la presión arterial y los vacíos pensamientos de hombre calculador que baila negativamente ahí sin mí.
Sí sin ti paso esta hora mirando cómo bailas hombre duro y alegre potente tío altivo de anatomía encabalgada en cal sin esbeltez ni tópica belleza con gafas un moreno normal rostro normal estatura normal todo es normal en ti. Qué educación. Por eso eres tan bello.
Así que nada habrá de ti que escape a mi congénita imaginación y mi enredado análisis de observadora de lo cotidiano de ti y de otros como tú. Sí veo cosas de ti que nunca verá nadie. Veo cosas aquí y allá de ti que nunca veré en la realidad de la vida o de la muerte
nunca estaré contigo pasarás como pasan tantos seres que vemos admiramos y jamás goza- remos de su incógnita vida ni sus ojos.
Sí veo y te veo. Invento y veo. Y qué.
¿Vas a insultarme por mirar?
¿A denunciarme por mirarte si ofendido te ves por mi civil mirada de persona?
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Virgen
Dentro de un huracán estaba mi corazón haciendo un ritmo tenso y sobre mí mi novio de ojos españoles oprimía mi cuerpo de estudiante los calcetines blancos blancos puestos todavía las tetas fuera del uniforme temblaban como si hubiesen tomado café café y no pudieran soportar el experimento mis contemplaciones.
Pero lo soporté de un tirón todo confuso esto se llama muerte dije soplo de flecha en mi conocimiento más sensible poco hablé sólo lo justo para mi conciencia. Las orejas ardiéndome sentían el cuello un arco contra la almohada.
Cedió mi vulva virginal por vez primera en el instante en que mi alma tuvo un oído de alta inteligencia seda era yo y seda todo el breve y mucho pensamiento.
Las manos enamoradamente bridas infantiles blanqueándose en el cabecero de metal como en una reja de convento o cárcel como queriendo de allí salirse devolverme a otro mundo colocarme mejor retirarme a la cuna no arder así o sí no probar el pecado de lo doloroso salirme de la herida rogar que se saliera él y no tener aquella dura traviesa de madera perforándome todas las ardientes almas mi persona mis resignaciones.
Me sentía morir mitad dolor y punto de milagro.
Las vibraciones eran cada vez más rápidas por dentro crepité nevé la leche las uñas se menguaron tres centímetros se me rizó todo el pelo carbón se desplegaba oscilando creciendo goteando y filtró la primera y la última sangre derramada por mi voluntad.
Después vino un silencio tan abstracto la inmovilidad el miedo de perderlo mi cuerpo vaciándose de drama. Tan increíble verlo cómo se vestía... radiante reservado de respiraciones.
De las sábanas blancas de su madre una huella tras otra fue borrando. Y como un riguroso nazareno me dijo elevándome la cara: mujer ¿qué es lo que hay ahora entre tú y yo?
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Mano de Antígona
Ay mi amor liviano y responsable mi ordenador mi disco consumido sin residuos antifebril pastilla que quiere emocionarse con pena artificial mi becerrito de oro mi capullo de seda puritano mi escritor ensalzado por críticos trascendentales permanentes mi poetita escueto y especulativo convencido de su transformación de revolucionaria sintaxis ajustada.
Mi mordedor de goma pá los dientes sin uñas ya mamón de dedos a falta de otra cosa financiero guapísimo eclipse de la luz es tu blanca camisa arrugada o planchada qué fanática soy qué metódico tú qué disciplinado qué orejitas las tuyas tan desconectadas de mi acústica esencia femenina.
Lo que pongo de mí eso eres tú hermanito sin mí no existirías de esta forma en este irrepetible retrato te doy cuna estirpe entierro vestuario tenderete.
Yo sé del horno en vida negándome el aliento comerciamos en esta absoluta tragedia reencarnada en ironía ahí te extermino el ario carbón gas del subsuelo en tus apuntes.
Ay mi amor reducido a esa vulgar armazón de plantilla y diseño de derribo.
No he gustado de ti no te he bailado el agua ni redoblado la cabeza ni fotocopia hice de ti...
y eso que me alucinan tus ojos tras las gafas me desvanece tu ecologista formación tu bien compuesto cuerpo mineral y carnívoro.
Pero no te saqué mi riqueza emocional no te pagué en valores filosóficos ni en sexo ni en poesía ni en teatro.
Ni un arma de mujer usé ni de delito.
Por eso tú mi humillado machito lepidóptero vas a vengarte en mí a vigilarme tus perros has mandado mi mísero escalón por encima de ti no puedes soportar.
Quieres hundirme rey tu blanco básico. Ay mi amor si tú no me enterrarás en cal qué buena voluntad pondría en poseerte
hoy
transfigurándome.
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Foto de boda |
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Como duele un dolor no un sentimiento. |
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Como duele un dolor no un sentimiento así me dolió él el que está ahí sonámbulo con cara de perrito en nuestra boda firmando con la melancolía de los magos y los muertos firmando con testigos su madre los compañeros familia hermano mi padre y sus amigos de blanco toda yo con mi qipao casi una japonesa escucho el jazz del último verano caluroso mi último sentido real del amor vertiginoso que tuve con el hombre que ardía por Dalí y le gustaba toda la literatura norteamericana y más su música.
Me ponía en la cassette del coche todo.
Y en actos arriesgados acariciándome o besándome las rodillas se pasaba un minuto ahí como un torero esperando al toro.
Creo que lo hacía porque en el fondo deseaba que muriésemos juntos. Sí era una idea muy romántica él era así tenía sólo 23 años y no tuvo cojones para aceptar la vida conyugal...
A los siete meses del enlace se fue cuando le dije que estaba sensualmente embarazada. Se fue sensualmente deseándome. Él era así y llorando más.
Supongo que puso en su cassette del coche a John Coltrane. Yo vestida en la bañera recité a Rimbaud: «Ingerí un trago de veneno Tres veces bendito sea el resultado. Las entrañas me arden.»
De fondo la música de Bach me persiguió como esta foto y como él después de muerto perro de los caminos. |
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Amor tirano |
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Dos mujeres
con el mismo problema
en el mismo momento
Como si yo fuese ella así estoy yo. Así.
Su dolor me traspasa de un lado a otro el corazón reventado el pecho reducido mínimamente a un puño los pulmones sangre y sal en el pómulo los nervios en aluvión riada de castigo antitabaco con alcohol y un orfidal para poder dormir dormir peor la pena de sentarme en el bar o el inmenso temblor temor de estar de pie por ver si él llega y cómo quién le acompañará quién si es una llegando hasta su oreja una y toda la cabeza es una masa de dolor recuerdos uno a uno pasando en el desfile de las pasadas alegrías ahora transformadas en el más sensitivo terror de la amargura inaguantable.
Ella soy yo y yo soy ella ahora ahora que la vida nos mide nos iguala nos reparte este mismo destino de expropiadas de él nos quita el hombre amado el adaptado ya a nuestra cuarta hambre de absoluto la cóncava clave de los juegos las penas el mismo aleteo los dulces desayunos encantamiento en el olor aire en las noches bellas de increíbles miradas al peligro la juventud inmolada por ir un poco más allá deprisa ensangrentándonos de amor y amor infancia que se fue adolescencia que ha derramado ya su gota última de hiel y nuestra música.
Y ahora ahora qué músicos vendrán qué gotas de zumo de qué zumo a revelarnos que siguen las nubes con su gracia él con su nueva chica de la mano parque sin luz césped eternamente para estar a oscuras tendidos al transparente equilibrio entre lo corporal y el alma entre ellos y nosotras. Cómo recuperar los días con sus lágrimas que vertimos los dos inmensamente felices por estar durmiendo bajo las estrellas.
Y ahora ni ella ni yo las dos mujeres tristes de la tarde vemos el horizonte donde acaba la injusticia la muerte el siniestro abandono de un sencillo muchacho como miles de ellos que se ha ido solamente eso que se ha ido y ha dejado la herida que dejan los terribles felices cándidos y felices muchachos de este mundo.
Nos miramos las dos lloramos sonreímos... la mancha de una mora... Salimos a la calle llueve para
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