Oh feliz bacteria cuando enfermedad seas
recordarás propicia la nada y su paisaje
tus cuatro azoteas protegidas
no se debe no se sabe no se puede no se vuelve
cuatro abuelos de estaños y amatistas
cuatro guerras cuatro esquinas cuatro puertas
cuatro infiernos
y vendrá el ángel a pintarle la memoria
con colores de gouache inocente y lamido
y el diablo a traficar deseos
en las pieles más libres del cuerpo ensimismado
y aunque te expulsen del paraíso del ya está escrito
en los recuerdos te verás siempre cumplido
la tierra el agua el aire el fuego
el tiempo
inútil la memoria miente viajes
más allá de los cuatro horizontes
de los rostros conocidos
inducen
a las trampas de las voces submarinas
en una cinta mal grabada que se acerca
a la totalidad expresiva del silencio
como un reloj de arenas movedizas
te hundirá en las esquinas del deseo
extranjero en la ciudad de todos los exilios
empezará tu ausencia comunión de sueños
decepción que ni siquiera existe
vagante por la ciudad de las certezas
inútiles
que no conducen a orígenes ni límites
te pondrán un nombre como llaman lobo
al miedo de la oveja como llaman miedo
al descrédito que el náufrago adquiere en el naufragio
doce guerras doces esquinas doce puertas
doce infiernos
mas si desciendes a la ciudad rendida
donde moran las sombras de todo lo que vive
paisajes derrumbados en negras aguas
árboles blandos calles que no cesan
sin pájaros ni estrellas que te olviden
sin ruido ni vals
sin sol ni luna de mil ausencias hueco
sólo vive el eco de la última palabra
bajar a la ciudad para encerrar el tiempo
bajo pesos ciclópeos de piedras saturadas
si desciendes
si desciendes no reconocerás sombra alguna
ni serás
reconocido por sombra alguna
ni ésta es tu casa aunque tu casa fuera
una aproximada maqueta de esta ruina
la maltratada tumba de tu olvido.
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