Las
dos cartas son las siguientes (subrayo en cursiva los párrafos
que nos interesan) (Gullón, 1959: 34-36, cartas 11 y 12;
Macrì, 1988: 1.492-93 y 1.501):
[1]
Soria,
20 de septiembre de 1911.
Querido
Juan Ramón:
Hoy, de vuelta de
Francia, me encuentro con la colección de sus libros,
de los cuales dos conocía. Mil gracias, querido poeta.
Los leo y los releo
con verdadero amor y quisiera —¡bien lo sabe
Dios!— escribir de ellos algo que no fuera tan vulgar
y ramplón como las cosas que hoy se escriben de los
poetas.
V. hace cada día
cantos más bellos y sus libros son para mí un
placer, un consuelo y el recuerdo de un hermano nunca
olvidado, pero ausente de larga fecha.
En breve publicaré
un libro que le remitiré. Es un intermedio. Mi libro
vendrá más tarde. Empiezo a verlo hoy y lo escribiré
en unos cuantos años.
Le escribiré
largamente.
Le admira y quiere
mucho,
S/C.
Soria. Instituto.
[2]
Señor
don Juan Ramón Jiménez.
Queridísimo Juan
Ramón:
Aunque con algún
retraso me llega su libro Poemas mágicos y dolientes
que con toda el alma le agradezco. Vivo retirado en un
rincón de Castilla donde me siento —con harta
satisfacción— olvidado de casi todo el mundo,
y me encanta saber que me recuerdan los pocos a quienes
yo no olvidaré nunca.
Hace dos años
me casé y una larga enfermedad de mi mujer a quien
adoro, me tiene muy entristecido. Su libro de V. es para
mí un solaz y un consuelo.
Sus poemas son admirables
y por ellos veo que su lira se enriquece con nuevas cuerdas
como un árbol con ramas nuevas. Las Marinas me han
entusiasmado. Ellas me recuerdan sensaciones de mi infancia,
cuando yo vivía en esos puertos atlánticos.
Hoy que tanto se ha
hecho rastrera y banal la musa de la juventud, es V. de
los pocos, poquísimos, que conservan pura y acorde
la lira de Apolo. Conservo sus libros, sus portentosos
libros, y los leo y releo con delectación quizá
morbosa, pues harto sé que en ellos hay tanta belleza
como amargura.
En breve publicaré
un librito «Campos de Castilla» en el cual va
un poemilla que dedico a V. y titulado «Las tierras
de Alvargonzález». Hace ya muchos meses que
está en poder de «Renacimiento» y no sé
a qué aguardan para publicarlo.
Ruégole que me
escriba algo de su vida.
Quede con Dios y sepa
cuánto le admira y quiere
|
Lo que sabemos de Campos de Castilla
El
libro a que se refiere Antonio Machado en la carta 1 es Campos
de Castilla (en adelante, CC). Bien, pero, ¿qué
se sabe sobre la publicación de Campos de Castilla?
Los biógrafos y críticos
en general de Antonio Machado coinciden en señalar que Antonio
Machado envió el original de CC para su publicación
a Gregorio Martínez Sierra, director de la editorial madrileña
Renacimiento, en 1910, en una fecha indeterminada, pero antes
del viaje de Antonio Machado a París (el 13 de enero de 1911),
pensionado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones
Científicas, para cursar estudios de filología francesa.
Por ejemplo, según Pérez Ferrero (1952: 82-83):
El
poeta [antes de marchar a París] ha dado fin a su
libro Campos de Castilla, que su amigo el escritor
Martínez Sierra, ahora al frente de la editorial
Renacimiento, le acaba de admitir y pagar con trescientas
pesetas. |
La
versión de Cano (1975: 74) no es muy distinta:
Antes
de partir [a París], da los últimos toques a
su nuevo libro, Campos de Castilla, cuyo manuscrito
entrega a Gregorio Martínez Sierra, que le ha prometido
publicárselo en la editorial Renacimiento [...].
La editorial le paga 300 pesetas por su libro, y a mediados
de enero Machado y Leonor toman el tren para la capital
francesa. |
Por
otra parte, según Pérez Ferrero (1952: 83-84), Antonio
Machado envió desde París el poema «La tierra de
Alvargonzález» a Martínez Sierra para su inclusión
en CC, en una fecha indefinida, pero comprendida entre
su llegada a París y la repentina enfermedad de Leonor el
13 de septiembre de 1911:
La
tierra de Alvargonzález se titula lo que Antonio
está escribiendo [en un momento no especificado,
pero anterior a la enfermedad de Leonor]. Es un poema
en romance [...]. Un día, después de haberlo
dejado reposar en las cuartillas, lo relee y piensa que
debería añadirlo al libro que tiene en edición
Martínez Sierra. El poema sale en abultado sobre
hacia Madrid. |
La
publicación de CC abarcaría, pues, un dilatado
período que va desde 1910, en una fecha indeterminada en
que Antonio Machado entrega el original del libro a Martínez
Sierra, hasta su aparición hacia la segunda quincena de abril
de 1912. Como mínimo, 15 meses largos. Pero resulta que esta
publicación no está exenta de problemas. Problemas,
por un lado, porque no cuadran los testimonios acabados de citar
con los escasos datos que se poseen; por otro, debidos a la misma
escasez de datos al respecto.
Medio libro
Vayamos
por partes. En primer lugar, ¿qué clase de original
es el que entrega Antonio Machado a Martínez Sierra en 1910
para su publicación? La edición de CC de 1912
es un libro de 198 páginas. Si se echa un vistazo al libro
(véase el cuadro sobre «Campos de Castilla») se
verá que contiene: primero, 10 poesías (pp. 5-64), que
son (los números arábigos corresponden a la cuarta edición
de Poesías completas, 1936, de Antonio Machado;
utilizo números arábigos, y no romanos, para facilitar
la lectura y aligerar la notación): 97, 98, 99, 100, 107,
108, 109, 111, 112 y 113); sigue «La tierra de Alvargonzález»
(pp. 65-146: 114); «Proverbios y cantares» (pp. 147-168:
en total, 28 composiciones pertenecientes —excepto una—
a la 136); por último, seis poesías bajo el título
«Humoradas» (pp. 169-194: 110, 137 IV y V, 138, 151
y 152).
Pues bien, si a este libro
le restamos el poema de «La tierra de Alvargonzález»
(y quizá alguno más, como «Campos de Soria»
y «Noche de verano», publicados en marzo de 1912, y
aun algún otro entre los rotulados como «inéditos»
en el cuadro sobre Campos de Castilla y que Antonio Machado
pudiera haber entregado posteriormente), queda un original que,
una vez impreso e hinchado al máximo —como se dice
en el argot editorial, y que es como se compuso CC: títulos
de poemas en portadilla, etc.— hubiera dado 116 páginas
(198 totales menos 82 páginas de «La tierra de Alvargonzález»)
(si se restara también «Campos de Soria» —14
páginas—, quedaría aún un original más
menguado: 98 páginas). Y este original que entregó Antonio
Machado a Martínez Sierra, que impreso y estirándolo
al máximo, daba 116 páginas, es inadmisible para su
publicación no ya para Martínez Sierra, sino por cualquier
editor mediano que sepa lo que se trae entre manos. A este respecto
apunta Carpintero (1989: 83):
Recuerdo
haber leído —sin que pueda dar más precisiones—
que antes de salir de España, don Antonio envió
a la editorial Renacimiento, que dirigía Gregorio
Martínez Sierra, el original de CC. Parece
que don Antonio cobró el anticipo de 300 pesetas.
Pero su amigo le enteraba de que lo enviado sólo
daba para unas 116 páginas. Faltaba original, contando
los blancos, para algo más de 80 páginas. Y
que, hasta no tener completo el original no podían
comenzar a componer. |
No
hace falta ser editor para entender las razones de Martínez
Sierra. Baste citar, para ver que él tenía muy claro
que un original de menos de 200 páginas era impublicable
en Renacimiento por lo menos, la siguiente carta de Martínez
Sierra a Rubén Darío, de 3 de septiembre de 1904, a
raíz de la publicación de Tierras solares de
Darío y que gestionó Martínez Sierra para el editor
Leonardo Williams (cfr. Álvarez Hernández, 1963: 120):
Acaban
de traerme ajustado todo el original de Tierras solares:
da 160 páginas; es muy poco volumen, y para que no
parezca un folleto conviene añadir cuando menos tres
crónicas nuevas, con las cuales llegaríamos
a las 200 páginas. ¿No lo cree V. así?
Mucho agradecería a V. que me las enviara en seguida
[...]. |
Rubén
Darío añadió algunas crónicas más a su
libro. Poco antes de aparecer Tierras solares, Martínez
Sierra le escribe de nuevo (íd.: 123):
Queridísimo
maestro:
Ya se ha terminado
la tirada de Tierras solares. Estamos esperando
las cubiertas que llegarán de Londres un día
de éstos. Quedará muy bonito el tomo: 240 páginas. |
Y
si era tan exigente en este punto en una fecha tan lejana como
1904 y para un editor relativamente modesto como Leonardo Williams,
qué no habría de decir nada menos que en 1910, para
Renacimiento, precisamente en pleno lanzamiento de aquella editorial,
editorial cuyos planteamientos comerciales modernos no es el lugar
de traer aquí.
En resumen, la menguada entrega
de 116 páginas —como máximo— de CC
en 1910, y la aceptación de este original por Martínez
Sierra —que incluso le adelanta el pago del libro: 300 pesetas—,
no pueden entenderse a no ser que Antonio Machado se comprometiera
a entregarle, en un plazo más o menos breve, el resto de
original, por lo menos hasta llegar al mínimo de las 200
páginas. Por lo tanto, lo que envió Antonio Machado
a Martínez Sierra, es prácticamente sólo «medio
libro», lejos, en cualquier caso, de haberle «dado fin»
(Pérez Ferrero, loc. cit.) y de haberle dado «los
últimos toques» (Cano, ibíd.).
Apuros de recién casado
Ahora
bien, a fines de aquel año de 1910, en diciembre, inesperadamente
le sale a Antonio Machado la oportunidad de ir a París, pensionado
por la Junta de Ampliación de Estudios; de modo que Antonio
Machado y Leonor, efectivamente, toman el tren para París
(13 de enero de 1911). Pero dejemos, por el momento, en este punto
la narración y volvamos a CC, pues hay aún
una cuestión que sigue en pie. Y es la siguiente: ¿qué
necesidad tenía Antonio Machado de publicar CC (por
lo menos, en esas apresuradas condiciones)? O dicho de otro modo:
¿por qué razón habría de embarcarse —como
suele decirse—, comprometiéndose con un libro, por
otra parte, inexistente, por lo menos en una mitad?
No se me ocurre otra razón
que, aunque pueda parecer banal —incluso puede que traída
por los pelos—, me adelanto a justificar en el sentido de
que una explicación banal no tiene por qué ser necesariamente
una mala explicación. Y la razón es que la publicación
de CC, como tal libro, fue circunstancial y obedeció,
en última instancia, a motivaciones económicas.
En efecto, Antonio Machado
se casó en julio de 1909, como es sabido; cuando regresaron
del viaje de bodas (septiembre), se instalaron él y Leonor
en casa de los padres de ella: allí vivirán el resto
de 1909 y todo el año 1910 para, a su regreso de París
en septiembre de 1911, instalarse en una vivienda propia, en la
plaza de Teatinos de Soria. No hace falta decir que para un matrimonio
recién casado, vivir en casa de los padres —y menos
para un catedrático de 34 años— no es el lugar
más adecuado. De modo que, sea como fuere —quizá
por mediación de su hermano Manuel, como en otras ocasiones
antes y después—, le salió a Antonio Machado la
oportunidad de publicar en Renacimiento (en pleno auge y solvencia
de la editorial —dentro de lo que cabe— por aquellas
fechas). Envía a Martínez Sierra lo que tiene de publicable
(el original famoso de CC, pero 116 páginas en realidad),
con el compromiso, como se ha dicho, de entregarle el resto del
original, y cobra el adelanto de 300 pesetas que tan bien habrían
de irles al matrimonio —no tan recién casado ya—,
por lo menos para instalarse en su propia casa, tal como sucederá
a su vuelta de París en septiembre de 1911. Pero en diciembre
de 1910 (Real Orden de la Gaceta del 18 de diciembre), le otorgan
la mencionada pensión de la Junta de Ampliación de Estudios.
De
Tierras de España a Campos de Castilla
Antes
de trasladarnos a París hay aún otro aspecto que merece
la pena mencionar aunque sea de paso, y es la indefinición
del propio título del libro que Antonio Machado iba a publicar
en Renacimiento. Efectivamente, la primera mención de CC
con ese título no la encontramos hasta una carta de Antonio
Machado a Juan Ramón Jiménez, de fecha tan lejana como
el 8 de febrero de 1912 (carta 2 transcrita al comienzo de estas
líneas): en esa carta se menciona por primera vez el libro
CC por su título. Es extraño que de un libro
supuestamente entregado en 1910, no se mencione su título
hasta febrero de 1912. Y es que, en realidad, el libro no tuvo
claro su título hasta bastante después de que Antonio
Machado hiciera aquella primera entrega de originales a Martínez
Sierra. Veamos:
1) En los catálogos
que figuran al final de algunos libros publicados por Renacimiento
en 1911, se anuncia el libro de Antonio Machado con un título
bien distinto. Por ejemplo —y no es el único libro—,
en el catálogo que figura al final de La casa de Aizgorri
de Pío Baroja (Renacimiento, 1911), se lee: «Antonio
Machado, Tierras de España. Poesías. 3,50 pesetas»
(repárese, por lo demás, en que el precio se corresponde
con un tomo estándar de la casa de 200 páginas que,
a su vez, se corresponde con lo que Antonio Machado cobró
por él). Caben, obviamente, varias posibilidades para explicar
ese distinto título (cuestión aparte de que este título
es muy significativo por otras razones que las analizadas aquí:
que Tierras de España no es lo mismo que Campos
de Castilla salta a la vista): a) que fuera efectivamente
así como pensara titular Antonio Machado su libro en un principio;
título que luego, por las razones que sean, rectificaría
por la «versión restringida» (llamémosle así);
b) que fuera sólo un título provisional, bien
propuesto por el propio Antonio Machado, bien por el mismo editor
—como a veces suele ocurrir— por la premura de éste
en anunciar el libro de Antonio Machado en sus catálogos.
También en el menos conocido
primer catálogo general de la editorial Renacimiento de 1911
(1911. Renacimiento. Sociedad anónima editorial. Catálogo
general, Madrid, 48 p.), en la página 16 se anuncia
ya la obra de Antonio Machado con el título Tierras de
España. Poesías (3 pesetas) (sobre la referencia
hay una fotografía de un jovencísimo Antonio Machado,
un retrato suyo que no he visto reproducido en ninguna otra parte).
2) En una carta
de Manuel Machado a Juan Ramón Jiménez, de 1911, aparece
una variante del título de Renacimiento (cit. por Chaves,
1968: 171-172):
Mi
hermano Antonio vive por todo este año [1911] en
París, pensionado del Estado, como catedrático
de francés que es en el Instituto de Soria. Lo acompaña
su mujer, de quien está contentísimo y enamorado.
Casó hace dos años. Trabaja siempre mucho y
publica muy poco. ¡Qué divino poeta! El mejor
de todos, ¿verdad? Su próximo libro, Tierras
de Castilla, maravilloso. |
Huelga
apuntar la proximidad de trato de Manuel Machado con su hermano
y, por tanto, nadie mejor que él para estar informado respecto
a lo que Antonio Machado se trae entre manos.
3) Por último,
cabe aún señalar la ausencia de mención de ningún
título, no menos significativa, como en la carta 1 de Antonio
Machado a Juan Ramón Jiménez transcrita al comienzo
de estas líneas, de 20 de septiembre de 1911: «En breve
publicaré un libro que le remitiré» (subrayado
mío); que contrasta vivamente con la mención explícita
—ya con el título definitivo, y primera mención
de él hasta ahora— de la carta 2, de 8 de febrero de
1912, cuatro meses y medio después: «En breve publicaré
un librito Campos de Castilla en el cual va un poemilla»,
etc.
4) Y aún una
ultimísima consideración: el poema «Tierras
de Soria» (subrayado mío), publicado en La Tribuna
en una fecha tan lejana como el 2 de marzo de 1912, cambió
en CC su título por «Campos de Soria»,
cambio que pudiera ser paralelo al del título de CC:
del probable primer título «Tierras de España»
al definitivo de «Campos de Castilla» (Beceiro, 1975-76,
fue el primero en indicar esa primera publicación del poema
en La Tribuna —por cierto, no recogida aún
por Macrì, 1988, como se lamentaba ya el propio Beceiro—,
además de apuntar algunas sugerentes observaciones sobre
el deslizamiento «tierras/campos» en algunos poemas
de CC).
«La
tierra de Alvargonzález»: Soria, octubre-diciembre 1911
Y
ahora podemos reanudar el hilo con la marcha de Antonio Machado
y Leonor a París en enero de 1911 para abordar el segundo
problema de esta historia: la composición y publicación
del poema «La tierra de Alvargonzález». Problema
que, si para CC nos encontramos con la dificultad de
ausencia de datos, para «La tierra de Alvargonzález»
éstos son nulos o prácticamente inexistentes.
A la cita de Pérez Ferrero
sobre «La tierra de Alvargonzález» transcrita al
comienzo (véase), poco más añade José Luis
Cano (1975: 75). Eso sí, le da un mayor toque poético
si cabe a la versión, harto exagerado a mi modo de ver. Ya
en París, y antes de la enfermedad de Leonor (julio de 1911):
Por
las noches, el poeta trabaja en «La tierra de Alvargonzález»,
cuya primera versión envió a la revista madrileña
La Lectura. |
Aparte
la inspirada mención «por las noches», obsérvese
que Cano sólo apunta que Antonio Machado envió en algún
momento, no se sabe cuándo, el poema a La Lectura,
donde, efectivamente, se publicó en la relativamente lejana
fecha de abril de 1912; pero que, en cualquier caso, trabajó
en él durante el período mencionado.
Carpintero (1989: 83) es más
explícito: ignora cuándo envío Antonio Machado
«La tierra de Alvargonzález»:
En
cuanto al largo poema [«La tierra de Alvargonzález»]
hay que pensar que, sobre la versión enviada a La
Lectura procedió seguidamente a una labor de
corrección y depuración. ¿Cuándo lo
envió a Martínez Sierra? Lo ignoramos. A pesar
de todo, en París tuvo muchas horas de trabajo. En
bastantes de ellas, el trabajo alivió su dolor [por
la enfermedad de Leonor]. |
Carpintero
apunta algo interesante: aunque ignora, según dice, cuándo
envió el poema a Martínez Sierra, en cualquier caso
se lo envió posteriormente a su entrega a La Lectura,
lo cual es más que verosímil si se tiene en cuenta que
el poema entregado a Martínez Sierra es una revisión
del publicado en La Lectura, como apunta acertadamente
Carpintero (de la misma opinión es Macrì, 1988: 889).
Por lo demás, coincide con Pérez Ferrero y con Cano
en que trabajó en él en París, incluso sin descartar
los meses de enfermedad de Leonor.
En resumen, en la historia
de la composición y publicación de «La tierra de
Alvargonzález» sólo hay dos datos ciertos: su publicación
en La Lectura en abril de 1912, y su publicación
(versión posterior) en CC, aparecido hacia la segunda
quincena de abril de 1912.
¿Cuándo compuso,
por lo menos de una manera lo suficientemente acabada como para
publicarlo, Antonio Machado su poema «La tierra de Alvargonzález»?
¿Cuándo lo envió a Martínez Sierra, y cuándo
a La Lectura? No cabe más que especulaciones. Por
mi parte, en las líneas que siguen propongo una hipótesis
plausible respecto a la secuencia de la composición y publicación
de «La tierra de Alvargonzález»; pero me apresuro
a advertir —y lo subrayo— que no se trata más
que de meras especulaciones, sin más solidez que la que tienen.
En mi opinión, Antonio
Machado compuso «La tierra de Alvargonzález» (y
probablemente también «Campos de Soria»), por lo
menos de una manera lo suficientemente acabada como para publicarlo,
no en París, sino a su vuelta de París, ya en Soria,
y en un período comprendido entre su regreso en septiembre
de 1911 y enero de 1912. Las razones son las siguientes:
1) Antonio Machado,
desde tan lejana fecha como diciembre de 1908, venía publicando
invariable y regularmente en La Lectura todas sus composiciones:
«Retrato» (diciembre 1908), «Proverbios y cantares»
(febrero 1909), «Proverbios y cantares», «Amanecer
de otoño» y «Pascua de Resurrección»
(mayo 1909), «Soledades» (septiembre 1909), «Campos
de Castilla» (febrero 1910), «Por tierras del Duero»
(diciembre 1910); en 1911 no publica nada en La Lectura,
y ya en abril de 1912, publica en la revista «La tierra de
Alvargonzález». Es decir, desde diciembre de 1908 hasta
abril de 1912, Antonio Machado publicó todas sus composiciones
en esa revista (excepto «Campos de Soria»). Apresurémonos
a apuntar, por otra parte, que la publicación en una revista
como La Lectura era prácticamente inmediata, es
decir, entre el envío de la colaboración y su publicación
podía mediar, como mucho, dos o tres meses, pero no más.
Ahora bien, si Antonio Machado
envió —pongamos, hacia julio de 1911 a más tardar—
«La tierra de Alvargonzález» a Martínez Sierra
(como supone Pérez Ferrero), hay que pensar que hubiera enviado
también —previamente incluso— el poema a La
Lectura. Pero eso supone un retraso de publicación en
La Lectura, por lo menos, de ocho meses. Y ese retraso
tan dilatado es francamente muy difícil de aceptar.
2) En segundo lugar,
podrá parecer una razón muy peregrina, pero París
no me parece precisamente el lugar más adecuado para escribir
«La tierra de Alvargonzález». Me cuesta infinitamente
imaginar a Antonio Machado escribiendo nada menos que un poema
del estilo de «La tierra de Alvargonzález» en París.
Si ignorara dónde fue compuesto el poema y tuviera que proponer
un lugar para su composición, en mi sentir París sería
el último lugar en que se me ocurriría pensar. No hace
falta detallar más las razones (analizando el poema «La
tierra de Alvargonzález», etc.) para justificar esta
apreciación que, como digo, soy el primero en calificar de
mera apreciación subjetiva.
3) Hay que añadir,
finalmente, el nada desdeñable ajetreo de Antonio Machado
en París, incluso en los meses anteriores a la enfermedad
de Leonor: cursos de filología francesa en el Colegio de
Francia, asistencia a las clases de Henri Bergson, las dos «Crónicas
de París» que envió al periódico Tierra
Soriana en marzo y abril, y no hay que descartar tampoco
que escribiera alguna que otra cosa, como la primera redacción
de «Gentes de mi tierra» y, por supuesto, la versión
en prosa de «La tierra de Alvargonzález» —que
en toda esta historia nos olvidábamos de ella—, y que
Antonio Machado probablemente entregó a Rubén Darío
para su publicación en Mundial Magazine de París
entre los días 7 y 10 de septiembre, es decir, inmediatamente
antes de su regreso a España; y debe hacer de cicerone a
Leonor por París, es decir, como es inexcusable, visitar
la ciudad, etc., así como visitar a Rubén Darío.
En fin, incluso Cano no le encuentra más tiempo para la composición
de «La tierra de Alvargonzález» que «por las
noches».
Apresurémonos a decir
que tampoco cabe que enviara nada a nadie después del 13
de julio de 1911, con la enfermedad de Leonor por medio: basta
echar una ojeada a los ajetreados días de Antonio Machado
entre el 13 de julio y el 10 de septiembre en que regresaron a
España para convencerse de ello.
Hay un testimonio a contrario
de Juan Ramón Jiménez (1961: 151) en la conferencia
dada en Puerto Rico con el título «El romance, río
de la lengua española», que cito a continuación:
En
1911, estando yo en mi Fuentepiña de Moguer y él
en su París, tan poco suyo, y sufriendo su trájica
luna de miel cortada por el inesperado vómito de
sangre de su esposa niña, me envió Antonio Machado
el manuscrito de su romance La tierra de Alvargonzález,
que tuvo la bondad de dedicarme; y en la carta que lo
acompañaba me decía que había decidido
intentar con él una continuación del Romancero
jeneral. |
Dejo
al lector como ejercicio el comentario de este párrafo, si
tiene el gusto de romperse la cabeza; pero creo que, en esta ocasión,
le falló la memoria a Juan Ramón Jiménez (la conferencia
es de abril de 1954), o bien quiso dar una versión «poética»
del asunto (él en Moguer, Machado en París..., etc.).
En fin, creo que el manuscrito dedicado de que habla Juan Ramón
Jiménez se lo envió Antonio Machado precisamente junto
con la carta 2 o bien —picado Juan Ramón Jiménez
por la curiosidad— en otra inmediatamente después.
En resumen, pienso que la
redacción de «La tierra de Alvargonzález»
hay que situarla a la vuelta de Antonio Machado a Soria. A su
precipitado regreso de París, y después de pasar unos
días en Madrid, Antonio Machado y Leonor se instalan en su
nueva casa de la plaza de Teatinos (septiembre de 1911), y Antonio
Machado empieza a trabajar, y es muy probable, además, que
con ahínco, pues no se le olvida el compromiso que tiene
pendiente con su editor y la editorial Renacimiento.
En una fecha imprecisa, pero
comprendida entre octubre de 1911 y enero de 1912, Antonio Machado
envía «La tierra de Alvargonzález» a La
Lectura para su publicación, como antaño y como
era habitual. Y en otra fecha imprecisa, pero muy próxima
al envío a La Lectura, hacia el mismo mes de enero
de 1912, remite la versión definitiva del poema a Martínez
Sierra para su inclusión en CC. Digo «enero»
porque, como puede leerse en la carta 2 a Juan Ramón Jiménez,
de 8 de febrero, Antonio Machado se lamenta de que «hace
ya muchos meses que está [CC] en poder de Renacimiento
y no sé a qué aguardan para publicarlo». Por lo
que se deduce que ya en esa fecha Antonio Machado había enviado
a Renacimiento el poema de «La tierra de Alvargonzález»
(y otro resto, quizá, de originales pendientes para completar
el libro).
Ahora bien, la expresión
«muchos meses» de la carta de Machado entraña cierta
dificultad, y no se me ocurre sino que Antonio Machado está
pensando, sobre todo, en la primera entrega de originales (que
llevaban ya por lo menos 13 meses en poder de Renacimiento), y
no tanto en la de «La tierra de Alvargonzález»
que, probablemente, acababa de enviar. No hay que descartar tampoco
que con esta queja Machado diera cierta coba, como se dice, a
Juan Ramón Jiménez —tan bien predispuesto a ese
tipo de quejas, y cuyas relaciones con Martínez Sierra no
eran muy buenas por entonces—, encaminada a reforzar los
renovados lazos de amistad entre ambos.
Sea como sea, Martínez
Sierra recibe «La tierra de Alvargonzález» y da
luz verde a CC (título que, por otra parte, previamente
Antonio Machado le habría confirmado, quizá junto con
la misma entrega de «La tierra de Alvargonzález»
en enero de 1912 y que, recuérdese, no se menciona precisamente
hasta esa carta citada a Juan Ramón Jiménez de 8 de
febrero) y, finalmente, a los dos meses y medio aproximadamente
(tiempo razonable para publicar CC), aparece el libro
hacia la segunda quincena de abril de 1912.
Volviendo
al principio: ¿y Tierras de España?
Esto
es lo que cabe decir respecto a los avatares de la publicación
de CC (que, dicho sea de paso, es más de lo que
aparentemente cabía esperar de un hecho dado habitualmente
por cerrado). Queda, sin embargo, un hilo pendiente, importantísimo,
y es —volviendo al principio— el carácter circunstancial
de la publicación de CC, como tal libro, y que obedecía,
como se ha dicho, a motivaciones en última instancia de carácter
económico. Que el propio Antonio Machado califique CC
(en su carta 1 a J. R. Jiménez) como de libro «intermedio»
de otro que «vendrá más tarde», confirma ese
carácter circunstancial de CC, de modo que el libro
—llamémosle «libro X» o, si se prefiere,
Tierras de España— que tiene Antonio Machado
en realidad en la cabeza por aquellas fechas, es otro; libro,
por lo demás, que ya nunca vio la luz, como es sabido. Pero
es importante señalar —aunque esto pertenece a otro
capítulo de esta historia, capítulo de una enorme trascendencia,
sea dicho de paso— que el proyecto que en alguna ocasión
Antonio Machado expresó respecto a sus intenciones poéticas
en ese período (por ejemplo, el expuesto con toda claridad
en el importante prologuillo «Campos de Castilla» de
Páginas escogidas, 1917: «quise escribir un
nuevo Romancero», etc.), ese proyecto, digo, manifestado
por Antonio Machado en más de una ocasión, no es el
de CC —o no lo es del todo, mero «intermedio»
como era el libro—, sino el del libro X que, como queda
dicho y es sabido, no pudo realizarse. Por qué fracasó
—o se «truncó», como expresó benévolamente
consigo mismo Antonio Machado— el libro X es un problema
de una complejidad extraordinaria y, además, un hecho crucial
para la obra de Antonio Machado y para Antonio Machado mismo.
A ese problema, sin duda de enorme trascendencia, habremos de
referirnos ineludiblemente en otro lugar.
Campos
de Castilla
Página
de CC
3 |
ANTONIO
MACHADO / CAMPOS DE CASTILLA / MADRID / RENACIMIENTO
/ SOCIEDAD ANÓNIMA EDITORIAL / Pontejos, 8. / 1912.
(a) |
|
Núm.
en PC4
|
Título en CC
|
Publicaciones anteriores a CC
|
5 |
97 |
Retrato |
El
Liberal, 1 febrero 1908 (b) |
11 |
98 |
A
orillas del Duero |
La
Lectura, 110, febrero 1910: «Campos de Castilla» |
19 |
99 |
Por
tierras de España |
La
Lectura, 120, diciembre 1910: «Por tierras
del Duero»
Tierra Soriana, 630, 12 enero 1911: «Por
tierras del Duero» |
25 |
100 |
El
hospicio |
[inédita] |
29 |
107 |
Fantasía
iconográfica |
La
Lectura, 96, diciembre 1908: «Retrato» |
33 |
108 |
Un
criminal |
[inédita] |
39 |
109 |
Amanecer
de otoño |
La
Lectura, 101, mayo 1909 (c) |
43 |
111 |
Noche
de verano |
La
Tribuna, 29, 2 marzo 1912: sin título (véase
nota d) |
47 |
112 |
Pascua
de Resurrección |
La
Lectura, 101, mayo 1909 (véase nota c) |
51 |
113 |
Campos
de Soria |
La
Tribuna, 29, 2 marzo 1912: «Cancionero / Tierras
de Soria» (sólo partes I-VI de PC4)
(d) [inéditas: 113 VII-IX] |
65 |
114 |
LA
TIERRA DE ALVARGONZÁLEZ (e) |
La
Lectura, 136, abril 1912 (f) |
147 |
136
I-XXVI, LI-LII y 86 |
PROVERBIOS
Y CANTARES (g)
Prólogo (h) (= I), I-XXII (= II-XXIII),
XXIII (= 86), XXIV-XXVI (= XXIV-XXVI), XXVII-XXVIII
(= LI-LII) |
La
Lectura, 98, febrero 1909 (II-XI de PC4)
La Lectura, 101, mayo 1909 (I y XII-XX de PC4;
véase nota c)
[inéditas: 86 y 136 XXI-XXVI, LI-LII] |
169 |
|
HUMORADAS
(g) |
|
171 |
110 |
En
tren |
La
Lectura, 105, septiembre 1909: «Soledades» |
177 |
137
IV |
Consejos |
[inédita] |
181 |
137
V |
Profesión
de fe |
[inédita] |
185 |
138 |
Mi
bufón |
[inédita] |
189 |
|
Elogios |
|
191 |
151 |
A
Don Miguel de Unamuno |
[inédita] |
193 |
152 |
A
Juan R. Jiménez |
[inédita] |
195 |
[Índice] |
|
|
|
a
Los datos de la cubierta coinciden con los de la portada. El
libro tiene un total de páginas: 198 p., 1 h. Todos los
títulos de las poesías van en mayúsculas y en
portadilla.b
Si no se indica ningún título, lleva el mismo título
que en CC.
c Sin dedicatoria
y seguida de la 112, ambas bajo el título general «Apuntes»;
precedidas de la 136 I y XII-XX (numeradas I-X), todas bajo
el título más general «Proverbios y cantares».
d Dividida en siete
secciones numeradas I-VII, que son: I-V = I-V de PC4;
VI = 111 de PC4; VII = VI de PC4.
e Este título
va en cuerpo mayor que el de las poesías anteriores, mientras
que los títulos de las secciones de esta composición
van del mismo cuerpo que los de las poesías y en portadilla.
f Sin dedicatoria
y dividida en 34 secciones numeradas I-XXXIV, sin los subtítulos.
g En igual cuerpo
que la 114.
h
Este título va en portadilla. Las demás composiciones
numeradas I-XXVIII van seguidas. Entre paréntesis se indica
el número de orden correspondiente a PC4.
Referencias
bibliográficas
Álvarez
Hernández, Dictinio (1963): Cartas de Rubén Darío
(Epistolario inédito del poeta con sus amigos españoles),
Madrid, Taurus.
Beceiro, Carlos (1975-76): «La primera versión del
poema “Campos de Soria”, de Antonio Machado», Cuadernos
Hispanoamericanos, 304-307, octubre-dic. 1975 - enero 1976,
vol. II, pp. 1.005-13.
Cano, José Luis (1975): Antonio Machado (Biografía
ilustrada), Barcelona, Destino.
Carpintero, Heliodoro (1989): Antonio Machado en su vivir,
Soria, Centro de Estudios Sorianos.
Chaves, Julio César (1968): Itinerario de don Antonio
Machado (De Sevilla a Collioure), Madrid, Editora Nacional.
Gullón, Ricardo (1959): Cartas de Antonio Machado a
Juan Ramón Jiménez, Puerto Rico, Ediciones de
«La Torre».
Jiménez, Juan Ramón (1961): El trabajo gustoso
(Conferencias), selección y pról. de Francisco
Garfias, México, Aguilar.
Macrì, Oreste (1988): Antonio Machado, Obras completas,
edición crítica de —, 2 vols., Madrid, Espasa-Calpe.
Pérez Ferrero, Miguel (1952): Vida de Antonio Machado
y Manuel, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina.
Artículo publicado originalmente
en Ínsula, n.º 594, junio 1996, pp. 3-7.
Fecha
de publicación: 1997
Abel
Martín. Revista de estudios sobre Antonio Machado
www.abelmartin.com
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