(A UN OLMO SECO)

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario, en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Los Lunes de El Imparcial, 17 de febrero de 1913, con el pie «Soria, 4 Mayo 1912».
El Porvenir Castellano
(Soria), 20 de febrero de 1913, con el mismo pie.
El Duero. Revista semanal ilustrada
(Soria), n.º 1, 30 de noviembre de 1913.
Páginas escogidas
, Madrid, Calleja, 1917.


Abel Martín. Revista de estudios sobre Antonio Machado
www.abelmartin.com