[I]
¡Sólo
tu figura,
como una centella blanca,
en mi noche obscura!
¡Y
en la tersa arena,
cerca de la mar,
tu carne rosa y morena,
súbitamente, Guiomar!
En
el gris del muro,
cárcel y aposento,
y en un paisaje futuro
con sólo tu voz y el viento;
en
el nácar frío
de tu zarcillo en mi boca,
Guiomar, y en el calofrío
de una amanecida loca;
asomada
al malecón
que bate la mar de un sueño,
y bajo el arco del ceño
de mi vigilia, a traición,
¡siempre tú!
Guiomar, Guiomar,
mírame en ti castigado:
reo de haberte creado,
ya no te puedo olvidar.
[II]
Todo
amor es fantasía;
él inventa el año, el día,
la hora y su melodía;
inventa el amante y, más,
la amada. No prueba nada,
contra el amor, que la amada
no haya existido jamás.
[III]
Escribiré
en tu abanico:
te quiero para olvidarte,
para quererte te olvido.
[IV]
Te
pintaré solitaria
en la urna imaginaria
de un daguerrotipo viejo,
o en el fondo de un espejo,
viva y quieta,
olvidando a tu poeta.
[V]
Y
te enviaré mi canción:
«Se canta lo que se pierde»,
con un papagayo verde
que la diga en tu balcón. |