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Segovia
(1919-1932) |
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1919 |
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Casa
de Antonio Machado |
Claustro
de profesores
del Instituto de Segovia |
• Desde
su llegada a Segovia, Machado colabora en la creación de la
Universidad Popular, incorporándose al grupo fundador (entre
otros, Blas Zambrano, profesor de la Escuela Normal y padre de María
Zambrano, y que será compañero de Machado en los años
segovianos); en la Universidad Popular de Segovia, Machado da una
clase bisemanal gratuita de francés, que en el curso siguiente
de 1920-21 cambiará por la de «Lecturas literarias»
(además, hizo donación de libros suyos para la biblioteca
ambulante creada por la Universidad). Frecuenta la tertulia que
se reúne en el taller del
ceramista Fernando Arranz, y a la que asisten también Blas
Zambrano y el escultor Emiliano Barral. |
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1920 |
• Comienza
sus colaboraciones en el periódico El Sol, en la revista
La Pluma (fundada por Manuel Azaña) y en Los Lunes
de El Imparcial. Emprende Machado en estos años una gran
actividad en la prensa y revistas de amplia difusión, publicando
artículos con un claro sentido de formación y pedagógico;
esta actividad, que centra el trabajo de Machado a partir de ahora,
culminará durante los años de la República con la publicación
del «Juan de Mairena» (primero en el Diario de Madrid
y luego en El Sol), y después en los años de guerra
de 1936-38.
• Desde Segovia se
desplaza regularmente a Madrid (los fines de semana y vacaciones,
en su piso de General Arrando, 4), donde sigue la actualidad cultural
y del país (en este año, Unamuno publica su poema El
Cristo de Velázquez, que tanto elogia Machado; Valle-Inclán
publica su primer esperpento, Luces de bohemia, en la revista
España). |
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1921 |
• Colabora
en la revista Índice (Madrid, 1921-22, fundada por Juan
Ramón Jiménez junto con la editorial del mismo nombre;
en ella, así como en La Pluma, publicarán sus primeras
obras los jóvenes poetas y escritores de la generación
del 27).
Son
años también de tensiones políticas en el país
(asesinato de Dato, desastre de Annual) que preludian la crisis
que llevará a la Dictadura de Primo de Rivera. En una carta
a Unamuno de este año, Machado expone su visión de
la realidad política española (con duras palabras
para el Partido Reformista de Melquíades Álvarez):
hay
una desorientación grande y una falta de visión clara
del problema político entre los que más se precian
de comprensivos y aun, tal vez, no faltan hombres de buena voluntad
descaminados y descaminantes. Yo tengo buenos amigos, personas
dignas de aprecio por muchos conceptos, entre los llamados reformistas.
Creo, sin embargo, que como políticos han hecho una labor
negativa, porque son los saboteurs más o menos conscientes
de una revolución inexcusable. Comenzaron proclamando la
accidentalidad de la forma de gobierno, muy a destiempo y en
provecho inmediato de la superstición monárquica y
del servilismo palatino. Con ello han conseguido anular la única
noble, aunque de corta fecha, tradición política que
teníamos, y la labor educadora de Pi y Margall y Salmerón
y otros dignos repúblicos, que emplearon cuarenta años
de su vida en convencer al pueblo de todo lo contrario. Abandonaron
el republicanismo; algunos fueron más allá sin vocación
suficiente para ello; otros, los más, quedaron en actitud
torpemente pragmática, sin dignidad ideal y sin alcanzar
tampoco el aprecio y la eficacia. [...] El pueblo hablaba de
una idea republicana, y esta idea era, por lo menos, una emoción,
¡y muy noble, a fe mía! ¿Por qué matarla?
En vez de ahondar el foso donde se hundiese la abominable España
de la Regencia y de este reyezuelo, repugnante lombriz de caño
sucio, afirmando al par el republicanismo, y acrecentándolo,
depurándolo, enriqueciéndolo de nueva savia, decidieron
echar un puente levadizo hasta la antesala de las mercedes.
Pecaron de inocentes y, quizás, de fatuos y engreídos,
porque pensaron, acaso, que ellos podrían, una vez dentro
de la olla grande, dar un tono de salud al conjunto pútrido
del cual iban a formar parte. ¡Gran error! Creo que es
preciso resucitar el republicanismo, sacando las ascuas de la
ceniza y hacer hoguera con leña nueva [carta a Unamuno,
24 de septiembre de 1921; en Antonio Machado, Epistolario, Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 192-93].
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1922 |
Antonio
Machado
por Emiliano Barral |
• Colabora
en España, en la efímera revista Horizonte
(1922-23, dirigida por Pedro Garfias y J. Rivas Panedas) y en el periódico
La Voz de Soria.
En
este periódico escribe Machado un breve artículo titulado
«Extensión Universitaria», donde toma posición
respecto a un polémico debate:
No
soy partidario del aristocratismo de la cultura, en el sentido
de hacer de ésta un privilegio de casta. La cultura debe
ser para todos, debe llegar a todos; pero antes de propagarla,
será preciso hacerla. No pretendamos que el vaso rebose
antes de llenarse. La pedagogía de regadera quiebra indefectiblemente
cuando la regadera está vacía. Sobre todo, no olvidemos
que la cultura es intensidad, concentración, labor heroica
y callada, pudor, recogimiento antes, muy antes, que extensión
y propaganda [«De mi cartera», La Voz de Soria,
8 septiembre 1922; en Antonio Machado, Escritos dispersos (1893-1936),
Barcelona, Octaedro, 2009, p. 263].
• Firma
el manifiesto de la Liga española para la Defensa de los Derechos
del Hombre (4 de marzo); Machado preside la delegación segoviana
de la Liga (el presidente de la sección española era Unamuno).
Pronuncia un discurso «Sobre literatura rusa», en la Casa
de los Picos de Segovia (6 de abril). |
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1923 |
• Publica
«Proverbios y cantares» en la Revista
de Occidente (Madrid, 1923-36, en su primera etapa), fundada
por José Ortega y Gasset; Revista de Occidente será
una de las publicaciones culturales más importantes no ya de
España sino de la Europa de entreguerras. Machado colaborará
en ella desde su tercer número.
Pedro
Salinas, Presagios |
• Prosigue
sus colaboraciones en La Pluma, en España y en
el semanario Segovia, e inicia su colaboración en la
revista Alfar, de La Coruña, que se prolongará
hasta 1925.
• Un
grupo de jóvenes poetas, entre ellos Pedro Salinas, Mauricio
Bacarisse, Ardavín y Juan Chabás, dedican un homenaje
a Machado en Segovia.
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1924 |
• Se
estrena en Madrid (4 de enero) una adaptación de El condenado
por desconfiado, de Tirso de Molina, realizada por Manuel y
Antonio Machado. A este arreglo seguirán otros de varias comedias
de Lope de Vega (uno de ellos estrenado en Salamanca en 1925).
• Los
redactores de la revista Alfar dedican un homenaje a Antonio
Machado en La Coruña (7 de marzo).
• Aparece,
en abril, Nuevas canciones
(Madrid, Mundo Latino), que recoge poemas de Baeza y Segovia hasta
la fecha.
En
una encuesta publicada en el semanario La Internacional,
Machado había dicho:
Yo,
por ahora, no hago más que folklore, autofolklore
o folklore de mí mismo. Mi próximo libro será,
en gran parte, de coplas que no pretenden imitar la manera popular
—inimitable e insuperable, aunque otra cosa piensen los maestros
de retórica—, sino coplas donde se contiene cuanto hay
en mí de común con el alma que canta y piensa en el
pueblo. Así creo yo continuar mi camino, sin cambiar de
rumbo [«Dos preguntas de Tolstoi: ¿Qué es el
arte? ¿Qué debemos hacer?», La Internacional,
n.º 48, 17 septiembre 1920; en Antonio Machado, Escritos dispersos (1893-1936), Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 240-41].
Machado
prosigue sus anotaciones en el cuaderno de Los complementarios;
de este año es el escrito que lleva por título «Problemas
de la lírica», fechado el 1 de agosto:
No
decimos gran cosa, ni decimos siquiera suficiente, cuando afirmamos
que al poeta le basta con sentir honda y fuertemente, y con
expresar claramente su sentimiento.
Al
hacer esta afirmación damos por resueltos, sin siquiera
enunciarlos, muchos problemas.
El
sentimiento no es una creación del sujeto individual, una
elaboración cordial del yo con materiales del mundo externo.
Hay siempre en él una colaboración del tú, es
decir, de otros sujetos. No se puede llegar a esta simple fórmula:
«mi corazón, enfrente del paisaje, produce el sentimiento.
Una vez producido, por medio del lenguaje lo comunico a mi prójimo».
Mi corazón, enfrente del paisaje, apenas sería capaz
de sentir el terror cósmico, porque aun este sentimiento
elemental necesita, para producirse, la congoja de otros corazones
enteleridos en medio de la naturaleza no comprendida. Mi sentimiento
ante el mundo exterior, que aquí llamo paisaje, no surge
sin una atmósfera cordial. Mi sentimiento no es, en suma,
exclusivamente mío, sino más bien nuestro.
[...] Un segundo problema. Para expresar mi sentir tengo el
lenguaje. Pero el lenguaje es ya mucho menos mío
que mi sentimiento. Por de pronto, he tenido que adquirirlo,
aprenderlo de los demás. Antes de ser nuestro, porque
mío exclusivamente no lo será nunca, era de
ellos, de ese mundo que no es ni objetivo ni subjetivo,
de ese tercer mundo en que todavía no ha reparado suficientemente
la psicología, del mundo de los otros yos [Los
complementarios, 146R-146V].
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1925 |
Ortega y Gasset,
La deshumanización del arte
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Gerardo Diego,
Versos humanos
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• Aparece
la segunda edición de Páginas escogidas. Publica
«Reflexiones sobre la lírica» en la Revista de Occidente
(junio). Forma parte del jurado que otorga a Rafael Alberti
el Premio Nacional de Literatura (junio), por su libro Marinero
en tierra.
• Es
elegido miembro correspondiente de la Hispanic Society of America.
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1926 |
• El
9 de
Antonio
Machado
por Cristóbal Ruiz
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febrero
es estrenada la primera obra teatral de Manuel y Antonio Machado,
Desdichas de la fortuna o Julianillo
Valcárcel, en el teatro de la Princesa de Madrid, con
gran éxito de público y crítica. En años sucesivos,
Antonio y Manuel Machado, aprovechando las estancias del primero en
Madrid, escribirán y estrenarán otras cinco obras (Juan
de Mañara, 1927; Las adelfas, 1928; La Lola se
va a los Puertos, 1929; La prima Fernanda, 1931; y La
duquesa de Benamejí, 1932). En este mismo mes (21 de febrero),
Antonio y Manuel Machado reciben un homenaje de la Asociación
de antiguos alumnos de la Institución Libre de Enseñanza;
el acto tuvo lugar en los jardines de la Institución y fue ofrecido
por Manuel Bartolomé Cossío.
• Firma
el manifiesto (11 de febrero) de la Alianza Republicana (conglomerado
republicano constituido por iniciativa de Manuel Azaña, Manuel
Hilario Ayuso, Roberto Castrovido, Marcelino Domingo y Alejandro
Lerroux, y con el objetivo común de poner fin a la Dictadura
y a la monarquía; al manifiesto se adhirieron personalidades
de diversa procedencia, entre otros Luis Bello, Blasco Ibáñez,
Marañón, Enrique de Mesa, Ramón Pérez de Ayala,
Luis de Tapia, Ayala, Eduardo Ortega y Gasset, Unamuno, etc.).
• Comienza
la publicación del «Cancionero apócrifo de Abel Martín»
en la Revista de Occidente (mayo-junio).
Abel
Martín tuvo una larga gestación, quizá en torno
a los diez años. En Los complementarios se referirá
a un «cancionero del siglo XIX»: «Los poetas
han hecho muchos poemas y publicado muchos libros de poesías;
pero no han intentado hacer un libro de poetas»; y a renglón
seguido comenzaba Machado un «cancionero apócrifo»
de 14 poetas (junto también con cinco posibles ensayistas
y una lista de «filósofos españoles del siglo
XIX», con la anotación: «Seis filósofos
que pudieron existir, con seis metafísicas diferentes»).
Todos estos poetas y filósofos decimonónicos se resumirán,
al fin, en uno, Abel Martín, y a quien a su vez sucederá
su discípulo Juan de Mairena. En una carta a Ernesto Giménez
Caballero, director de La Gaceta Literaria (y publicada
en esta revista), dice Machado:
Abel
Martín y Juan de Mairena son dos poetas del siglo XIX que
no existieron, pero debieron existir, y hubieran existido si
la lírica española hubiera vivido su tiempo. Como
nuestra misión es hacer posible el surgimiento de un nuevo
poeta, hemos de crearle una tradición de donde arranque
y él pueda continuar. Además, esa nueva objetividad
a que hoy se endereza el arte, y que yo persigo hace veinte
años, no puede consistir en la lírica —ahora lo veo
muy claro—, sino en la creación de nuevos poetas —no nuevas
poesías—, que canten por sí mismos. El verdadero sermón
poético, a la española, ha de engendrar en el espíritu
como se engendra en la carne y, por ende, impregnar a la musa
para nuevos poetas que, a su vez, nos den en el porvenir las
nuevas canciones [«Una carta de Machado sobre poesía»,
La Gaceta Literaria, n.º 34, 15 mayo 1928; en Antonio
Machado, Escritos dispersos (1893-1936), Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 313-14].
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1927 |
• Estreno
de Juan de Mañara,
de Antonio y Manuel Machado, en el teatro Reina Victoria de Madrid,
el 17 de marzo. Este mismo mes (24 marzo) Machado
Antonio
y Manuel Machado |
es elegido
miembro de la Real Academia Española (aunque no llegó nunca
a formalizar su entrada en la Academia; en 1931, redactó un proyecto
de discurso de ingreso, que quedó en borrador).
En
una carta a Unamuno (12 de junio de 1927), dice: «Le agradezco
su felicitación por mi nombramiento de académico.
Es un honor al cual no aspiré nunca; casi me atreveré
a decir que aspiré a no tenerlo nunca. Pero Dios da pañuelo
al que no tiene narices.» Del borrador del discurso de
ingreso, redactado en 1931, entresaco dos fragmentos; el primero
es una presentación de sí mismo, que dice:
No
creo poseer las dotes específicas del académico. No
soy humanista, ni filólogo, ni erudito. Ando muy flojo
de latín, porque me lo hizo aborrecer un mal maestro. Estudié
el griego con amor, por ansia de leer a Platón, pero tardíamente
y, tal vez por ello, con escaso aprovechamiento. Pobres son
mis letras en suma, pues aunque he leído mucho, mi memoria
es débil y he retenido muy poco. Si algo estudié con
ahínco fue más de filosofía que de amena literatura.
Y confesaros he que, con excepción de algunos poetas, las
bellas letras nunca me apasionaron. Quiero deciros más:
soy poco sensible a los primores de forma, a la pulcritud y
pulidez del lenguaje, y a todo cuanto en literatura no se recomienda
por su contenido. Lo bien dicho me seduce sólo cuando dice
algo interesante, y la palabra escrita me fatiga cuando no me
recuerda la espontaneidad de la palabra hablada.
Más
adelante apunta unas reflexiones sobre la lírica del siglo
XIX; después de afirmar que «quiero hacer constar
que la poesía, y especialmente la lírica, se ha convertido
para nosotros en problema», dice:
A
través de todo el siglo romántico resuena un tema
negativo, el de la irrealidad de cuanto trasciende del sujeto
individual. Nunca se insistirá demasiado sobre el escepticismo
[...] y el solipsismo del ochocientos. Todo el siglo fue, en
lo profundo, una reacción monstruosa contra los dos temas
esenciales de la cultura occidental, que son —¿quién
puede dudarlo?— el de la dialéctica socrática, que
inventa la razón humana, la comunión mental de una
pluralidad de sujetos en las ideas trascendentes; y el de la
otra más sutil dialéctica del Cristo que revela el
objeto cordial, y funda la fraternidad de los hombres emancipada
de los vínculos de la sangre. Sólo Platón y el
Cristo supieron dialogar, porque ellos más que nadie, creyeron
en la realidad espiritual de su prójimo. El ochocientos,
en cambio, se mostró, en lo profundo, incapaz para el diálogo,
lo que explica el carácter egolátrico de su lírica.
Su pensamiento parte siempre del yo para tornar a él. Ninguna
de sus metafísicas implica la realidad irreductible y absoluta
del tú. Esto es lo que quería decir mi apócrifo
Juan de Mairena cuando afirmaba que el hombre del ochocientos
no creyó seriamente en la existencia de su vecino.
Y
sigue, a continuación:
El
mañana, señores, bien pudiera ser un retorno —nada
enteramente nuevo bajo el sol— a la objetividad, por un lado,
y a la fraternidad, por otro. Una nueva fe —porque es en el
campo de las creencias donde se plantean los problemas esenciales
del espíritu— se ha iniciado ya. Comienza el hombre nuevo
a desconfiar de aquella soledad que fue causa de su desesperanza
y motivo de su orgullo. Ya no es el mundo mi representación,
como en lo más popular, la única en verdad metafísica
popular del ochocientos. Se torna a creer en lo otro
y en el otro, en la esencial heterogeneidad del ser [en
Antonio Machado, Escritos dispersos (1893-1936), Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 352-53, 367 y 368].
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1928 |
Pilar de Valderrama
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• Conoce
a Pilar de Valderrama («Guiomar») en junio. En octubre tiene
lugar el estreno de la obra de Manuel y Antonio Machado, Las
adelfas. Aparece la segunda edición de Poesías
completas (Madrid, Espasa-Calpe). Colabora en la joven revista
Manantial, de Segovia.
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1929 |
• Estreno
el 8 de noviembre de La Lola se
va a los Puertos, en el teatro Fontalba de Madrid, el mayor
éxito teatral de los hermanos Machado. Publica las «Canciones»
a Guiomar en la Revista de Occidente (septiembre).
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La
Lola se va a los Puertos |
De
este año es una carta a Unamuno (exiliado desde el inicio
de la Dictadura, primero en París y luego en Hendaya, después
de haberse evadido de la isla de Fuerteventura adonde fue desterrado),
donde Machado se refiere a la situación política del
momento:
De
política, acaso sepa V. desde ahí, más que nosotros,
los que vivimos en España. Aquí, en apariencia al
menos, no pasa nada. Y lo más triste es que no hay inquietud
ni rebeldía contra el estado actual de cosas. Las gentes
parecen satisfechas de haber nacido. Nadie piensa en el mañana.
Para muchos una caída en cuatro pies tiene el grave peligro
de encontrar demasiado cómoda la postura. Yo, sin embargo,
quiero pensar que tanta calma y tanta conformidad, son un sueño
malo, del cual despertaremos algún día [carta a Unamuno,
16 de enero de 1929; en Antonio Machado, Epistolario, Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 226-27].
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1930 |
• El
Ayuntamiento de Sevilla nombra a Manuel y Antonio Machado hijos ilustres
y predilectos de la ciudad (18 de junio). |
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1931 |
Mitin
de la Agrupación
al Servicio de la República |
• El
14 de febrero interviene en el primer mitin
de la Agrupación al Servicio de la República, en el
teatro Juan Bravo de Segovia, junto con José Ortega y Gasset,
Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala; Machado
interviene como presidente de la sección segoviana de la Agrupación.
• El
14 de abril es proclamada la República. Antonio Machado es
uno de los republicanos que en este día izaron la bandera republicana
en el Ayuntamiento de Segovia.
En
un artículo titulado «El 14 de abril de 1931 en Segovia»
(publicado en La Voz de España, abril de 1937, en
conmemoración de aquel día), dice Machado:
Fue
un día profundamente alegre —muchos que ya éramos
viejos no recordábamos otro más alegre—, un día
maravilloso en que la naturaleza y la historia parecían
fundirse para vibrar juntas en el alma de los poetas y en los
labios de los niños.
Mi
amigo Antonio Ballesteros y yo izamos en el Ayuntamiento la
bandera tricolor. Se cantó La Marsellesa; sonaron
los compases del Himno de Riego. La Internacional
no había sonado todavía. Era muy legítimo nuestro
regocijo. La República había venido por sus cabales,
de un modo perfecto, como resultado de unas elecciones. Todo
un régimen caía sin sangre, para asombro del mundo.
Ni siquiera el crimen profético de un loco, que hubiera
eliminado a un traidor [se refiere a Lerroux], turbó la
paz de aquellas horas. La República salía de las urnas
acabada y perfecta, como Minerva de la cabeza de Júpiter.
Así
recuerdo yo el 14 de abril de 1931.
Desde
aquel día —no sé si vivido o soñado— hasta el
día de hoy, en que vivimos demasiado despiertos y nada
soñadores, han transcurrido seis años repletos de
realidades que pudieran estar en la memoria de todos. Sobre
esos seis años escribirán los historiadores del porvenir
muchos miles de páginas, algunas de las cuales, acaso,
merecerán leerse. Entre tanto, yo los resumiría con
unas pocas palabras. Unos cuantos hombres honrados, que llegaban
al poder sin haberlo deseado, acaso sin haberlo esperado siquiera,
pero obedientes a la voluntad progresiva de la nación,
tuvieron la insólita y genial ocurrencia de legislar atenidos
a normas estrictamente morales, de gobernar en el sentido esencial
de la historia, que es el del porvenir. Para estos hombres eran
sagradas las más justas y legítimas aspiraciones del
pueblo; contra ellas no se podía gobernar, porque el satisfacerlas
era precisamente la más honda razón de ser de todo
gobierno. Y estos hombres, nada revolucionarios, llenos de respeto,
mesura y tolerancia, ni atropellaron ningún derecho ni
desertaron de ninguno de sus deberes. Tal fue, a grandes rasgos,
la segunda gloriosa República española, que terminó,
a mi juicio, con la disolución de las Cortes Constituyentes.
Destaquemos este claro nombre representativo: Manuel Azaña.
• Este
mismo mes (24 de abril) se estrena La prima Fernanda en el
teatro Reina Victoria de Madrid.
• Forma
parte del consejo ejecutivo de Acción Republicana en Segovia
(junio). Es elegido miembro del Patronato de las Misiones Pedagógicas
(14 de agosto), presidido por Manuel B. Cossío. Publica en
Revista de Occidente (octubre) el extenso poema «Recuerdos
de sueño, fiebre y duermivela» .
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1932 |
La
duquesa de Benamejí |
• Estreno
de La duquesa de Benamejí
(26 de marzo) en el teatro Español. Participa en el homenaje
a Valle-Inclán (7 de junio).
• En septiembre,
Valle-Inclán,
Martes de Carnaval |
Machado
es trasladado al Instituto Calderón de la Barca de Madrid, adonde
se incorpora en octubre para ocupar la cátedra de francés. |
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Abel
Martín. Revista de estudios sobre Antonio Machado
www.abelmartin.com
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