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Baeza
(1912-1919) |
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1913 |
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Claustro
de profesores
del Instituto de Baeza |
Aula
del Instituto |
• Desde
Baeza, Machado prosigue sus colaboraciones en La Lectura
y en el periódico soriano El Porvenir Castellano. Lee
intensamente filosofía y mantiene una continuada correspondencia
con Unamuno.
En
una carta a Unamuno de junio de este año, expresa Machado
su abatimiento, tanto por la muerte de Leonor como por su confinamiento
en Baeza:
Esta
Baeza, que llaman Salamanca andaluza, tiene un Instituto, un
Seminario, una Escuela de Artes, varios colegios de 2.ª
enseñanza y apenas sabe leer un 30 por ciento de la población.
No hay más que una librería donde se venden tarjetas
postales, devocionarios y periódicos clericales y pornográficos.
Es la comarca más rica de Jaén y la ciudad está
poblada de mendigos y de señoritos arruinados en la ruleta.
La profesión de jugador de monte se considera muy honrosa.
Es infinitamente más levítica que el Burgo de Osma
y no hay un átomo de religiosidad. Hasta los mendigos son
hermanos de alguna cofradía. Se habla de política
—todo el mundo es conservador— y se discute con pasión
cuando la audiencia de Jaén viene a celebrar algún
juicio por jurados. Una población rural encanallada por
la Iglesia y completamente huera. Por lo demás, el hombre
del campo trabaja y sufre resignado o emigra en condiciones
tan lamentables que equivalen al suicidio.
Y más adelante, en
la misma carta, se refiere a la muerte de Leonor:
La
muerte de mi mujer dejó mi espíritu desgarrado. Mi
mujer era una criatura angelical segada por la muerte cruelmente.
Yo tenía adoración por ella; pero sobre el amor, está
la piedad. Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir,
hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada extraordinario
en este sentimiento mío. Algo inmortal hay en nosotros
que quisiera morir con lo que muere. Tal vez por esto viniera
Dios al mundo. Pensando en esto, me consuelo algo. Tengo a veces
esperanza. Una fe negativa es también absurda. Sin embargo,
el golpe fue terrible y no creo haberme repuesto. Mientras luché
a su lado contra lo irremediable me sostenía mi conciencia
de sufrir mucho más que ella, pues ella, al fin, no pensó
nunca en morirse y su enfermedad no era dolorosa. En fin, hoy
vive en mí más que nunca y algunas veces creo firmemente
que la he de recobrar. Paciencia y humildad [en Antonio Machado,
Epistolario, Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 119 y 122].
En otras cartas a Ortega
y Gasset y a Juan Ramón Jiménez, Machado expresa sus
preocupaciones y ocupaciones en estos difíciles años
de 1913-14. En una carta a Ortega, de 2 de mayo de 1913, dice:
Yo
empiezo a trabajar con algún provecho. Desde hace poco
empiezo a reponerme de mi honda crisis que me hubiera llevado
al aniquilamiento espiritual. La muerte de mi mujer me dejó
desgarrado y tan abatido que toda mi obra, apenas esbozada en
Campos de Castilla, quedó truncada. Como la poesía
no puede ser profesión sin degenerar en juglaría,
yo empleo las infinitas horas del día en este poblachón
en labores varias. He vuelto a mis lecturas filosóficas
—únicas en verdad que me apasionan–. Leo a Platón,
a Leibniz, a Kant, a los grandes poetas del pensamiento [en
Antonio Machado, Epistolario, Barcelona, Octaedro, 2009, p. 111].
Y
a Juan Ramón Jiménez:
Yo
trabajo lo que puedo, repuesto por voluntad desesperada de una
honda crisis que me llevaba al aniquilamiento. A veces me apasiona
el problema de nuestra patria y quisiera... Pero no se puede
hacer nada inmediato y directo. Hay un ambiente de cobardía
y de mentira que asfixia. Es verdaderamente inicuo este tácito
acuerdo que hemos establecido para respetar todo lo huero y
ficticio y desdeñar todo lo vital. Parece como si pensáramos
todos, con honda convicción, que hay una cosa sagrada:
la mentira. [...] En fin, trabajemos pacientemente nuestras
armas. Pero, al fin, es preciso ir a la guerra [carta a Juan
Ramón Jiménez, abril de 1913; en Antonio Machado, Epistolario, Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 106-107].
• Machado
se desplaza con frecuencia a Madrid («siempre sobre la madera
/ de mi vagón de tercera») donde
Machado
en 1913 |
sigue
y está en contacto con la animación que hacia 1914 cobra
la vida intelectual española, a la par de las rápidas transformaciones
que experimenta la sociedad. Surge una nueva generación de intelectuales
(la llamada «generación de 1914», con José
Ortega y Gasset a la cabeza: Manuel Azaña, Fernando de los
Ríos, Luis de Zulueta, Salvador de Madariaga, Pablo de Azcárate,
Luis Bello, Américo Castro, Luis de Araquistáin...), que
aportará un nuevo sentido al papel del intelectual, más
integrado en la sociedad, y a la altura de las circunstancias y acontecimientos
del nuevo siglo (guerra mundial de 1914-18, revolución rusa de
1917, creación de la III Internacional en 1919...; en España,
creciente participación de amplios sectores sociales en la vida
pública, industrialización y modernización general
de la sociedad, auge del movimiento obrero y de la conflictividad
social, guerra de Marruecos, progresiva derechización que desembocará
en la Dictadura de Primo de Rivera en 1923, etc.); papel y responsabilización
del intelectual que, sin embargo, derivaría hacia posiciones
encontradas, más o menos elitistas, unas, o bien de carácter
populista, otras. Machado no es ajeno a estas transformaciones y,
como antaño en los años de la crisis finisecular —así
como después en los años de la guerra civil—, participará
en los nuevos tiempos y colaborará en los más destacados
periódicos y revistas del momento, junto a la nueva generación
de escritores.
Página
de «Los complementarios» |
• En
Baeza, Machado inicia el cuaderno de apuntes editado tras su muerte
con el título de Los complementarios (intensificado luego
en Segovia).
Azorín
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• Se
adhiere a la Liga de Educación Política Española,
fundada por José Ortega y Gasset en octubre. Participa en el
homenaje a Azorín, en Aranjuez (23 de noviembre), junto con
Baroja, J. R. Jiménez y Ortega y Gasset; J. R. Jiménez
leyó en nombre de Machado —que no pudo asistir al homenaje—
la poesía «Desde mi rincón».
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1914 |
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Ortega
y Gasset,
Meditaciones del Quijote |
Unamuno,
Niebla |
J.
R. Jiménez,
Platero y yo |
• Colabora
en la revista Nuevo Mundo.
José
Ortega y Gasset,
Vieja y nueva política |
En
el prólogo al libro del escritor y político republicano
Manuel Hilario Ayuso, Helénicas (1914), insiste
en sus ideas sobre la actividad poética:
Manuel
Ayuso hace política y poesía. Ambas cosas son perfectamente
compatibles. Me atreveré a decir más: ha sido casi
siempre la poesía el arte que no puede convertirse en actividad
única, en profesión. [...] un hombre consagrado a
la poesía paréceme que no será nunca un poeta.
Porque el poeta no sacará nunca la poesía de la poesía
misma. Crear es sacar una cosa de otra, convertir una cosa en
otra, y la materia sobre la cual se opera no puede ser la obra
misma. Así, una abeja consagrada a la miel —y no a la flores—
será más bien un zángano, y un hombre consagrado
a la poesía y no a las mil realidades de su vida, será
el más grave enemigo de las musas [en Antonio Machado,
Escritos dispersos (1893-1936), Barcelona, Octaedro, 2009, p. 202].
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1915 |
• Inicia
estudios de Filosofía y Letras, como alumno libre, examinándose
en la Universidad de Madrid.
Ortega
y Gasset y la redacción
de la revista España |
• En
este año comienza sus colaboraciones en el semanario España
(Madrid, 1915-1924), fundado por Ortega y Gasset. España
sería el periódico de la nueva corriente intelectual,
y en él colaboraron todos los escritores de ambas generaciones,
la del 98 y la del 14, e incluso alguno de la del 27 (Salinas, Guillén).
Machado, ya en el número de 26 de febrero, publicó el
poema elegíaco «A don Francisco Giner de los Ríos»
(muerto el día 18 de aquel mes), su antiguo maestro de la Institución
Libre de Enseñanza, que desde el poema de Machado, proclama:
Vivid,
la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas! |
• Firma
el manifiesto proaliado «Palabras de algunos españoles»,
promovido por España (9 de julio), junto con Azcárate,
Azorín,
Carta
a Unamuno
(1915) |
Araquistáin,
Américo Castro, Cossío, Marañón, Menéndez
Pidal, Maeztu, Enrique de Mesa, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala,
F. de los Ríos, Unamuno, Valle-Inclán y Zuloaga, entre otros.
La
guerra europea —así como la revolución rusa de 1917—
será un acontecimiento de primera magnitud; Unamuno, Valle-Inclán
y otros intelectuales visitaron los frentes aliados. Al respecto,
en una carta a Unamuno de 16 de enero de este año, afirma
Machado:
Nuestra
neutralidad hoy consiste [...] en no saber nada, en no querer
nada, en no entender de nada. Es verdaderamente repugnante nuestra
actitud ante el conflicto actual y épica nuestra inconsciencia,
nuestra mezquindad, nuestra cominería. Hemos tomado en
espectáculo la guerra, como si fuese una corrida de toros,
y en los tendidos se discute y se grita. Se nos arrojará
un día a puntapiés de la plaza, si Dios no lo remedia.
Los elementos reaccionarios, sin embargo, aprovechan la atonía
y la imbecilidad ambiente para cometer a su sombra indignidades
como la de que V. fue víctima [la destitución de Unamuno
como rector de la Universidad de Salamanca el año anterior].
Si no se enciende dentro la guerra, perdidos estamos. La juventud
que hoy quiere intervenir en la política debe, a mi entender,
hablar al pueblo y proclamar el derecho del pueblo a la conciencia
y al pan, promover la revolución, no desde arriba ni desde
abajo, sino desde todas partes. Gentes de buen talento hay entre
ellos y de noble intención, pero me parecen tocados de
un mal disimulado aristocraticismo que malogrará su obra.
Importa, sobre todo, que el empujón que vendrá de
fuera no nos coja dormidos [en Antonio Machado, Epistolario, Barcelona, Octaedro, 2009, pp. 135-36].
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1916 |
Azorín,
Un pueblecito |
• Escribe
el poema «A la muerte de Rubén Darío», fallecido
en febrero. El 10 de junio tiene un encuentro con Federico García
Lorca, que llega a Baeza en viaje de estudios junto con un grupo de
alumnos de la Universidad de Granada, acompañados por el catedrático
Domínguez Berrueta. Reunidos en el Instituto, Machado les leyó
un poema de Rubén Darío; luego, por la noche, en el Círculo
de Artesanos, García Lorca interpretó al piano diversas
canciones populares y Machado leyó su poema «La tierra de
Alvargonzález».
• Prosigue
sus colaboraciones en España y en La Lectura.
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1917 |
Antonio
Machado |
• En
junio aparece Páginas escogidas
(Madrid, Calleja) y en julio la primera edición de Poesías
completas (publicadas por la Residencia de Estudiantes, cuyas
publicaciones dirigía entonces Juan Ramón Jiménez).
Juan
Ramón Jiménez, Diario
de un poeta recién casado |
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1918 |
• Obtiene
el título de licenciado en Filosofía y Letras. |
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1919 |
• Aparece
la segunda edición de Soledades,
galerías y otros poemas.
En
el prólogo a esta edición, Machado se hace eco de
los nuevos poetas por venir:
La
ideología dominante [cuando escribió Soledades]
era esencialmente subjetivista [...]. Yo amé con pasión
y gusté hasta el empacho esta nueva sofística, buen
antídoto para el culto sin fe de los viejos dioses, representados
ya en nuestra patria por una imaginería de cartón
piedra. Pero amo mucho más la edad que se avecina y a los
poetas que han de surgir, cuando una tarea común apasione
las almas. Cierto que la guerra no ha creado ideas nuevas —no
pueden las ideas brotar de los puños—; pero ¿quién
duda de que el árbol humano comienza a renovarse por la
raíz, y de que una nueva oleada de vida camina hacia la
luz, hacia la conciencia?
• Realiza
el doctorado en Filosofía; en junio se examina de metafísica
con José Ortega y Gasset (obteniendo la calificación de
sobresaliente) y de pedagogía con Manuel B. Cossío, y
en septiembre se examina de derecho y estética. Según
el testimonio de Mariano Quintanilla, compañero segoviano de
Machado, éste pensó en realizar su tesis doctoral sobre
Henri Bergson.
• En
octubre obtiene el traslado al Instituto de Segovia, adonde se incorpora
el 26 de noviembre. |
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Abel
Martín. Revista de estudios sobre Antonio Machado
www.abelmartin.com
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