Spleen y vapor
hay un vapor de penas rancias
que suelen traer algunas
enmarañadas tardes
con ellas un aleteo candente
de farolillos rojos en no sabes
qué huecos de tus adentros
con ellas la paz reticente
que ocupa el vestíbulo acaba
por ponerte a prueba
y agobia la necesidad
de buscarle un recuerdo exangüe
a aquella travesura
que jamás llevaste a cabo
y urge resolver en qué podrida
llaga vas a dejar al fin
un verso interrumpido para el día
de tu muerte
bajo ese atardecido
lirismo de umbría entornando
apenas la ventana
jurarías que de lo chic a lo kitsch
hay un paso
que la verdad es un estropicio
que el amor es consuelo de tontos
que platero es pequeño peludo suave
demasiado suave para tan
soterrada violencia
jurarías que un libro de poemas
no es más que un depósito
de cadáveres
en esas tardes
peliagudas de herida noche
parece que hubieras preferido
los atajos de oz a las largas
aceras de baker street
el backgammon y el parchís
a los juegos florales las brasas
de porcia a las manos de pilatos
recién salido del centro
circunspecto de la tierra donde
ya no quedan áncoras mojadas
es un vapor de penas rancias
tú ya sabes
que suelen traer algunas
enmarañadas tardes
con ellas
la espinita dorsal derramada
sobre orfandad porosa
las cenicientas astillas los grillos
mudos la póstuma entraña
hoy además coincide que es jueves
y que el hombre del tiempo dice
que en parís
está cayendo
como nunca
un aguacero
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