A la sombra de las muchachas sin flor

(Poemas del amor y del terror)

(1973)

 

I

El libro del amor

 

Paseo por una ciudad

Paseo por una ciudad
sin orillas
             miente la tarde
espejos despedidas humos
que denuncian retornos
                        me deja solo
el paso de muchachas alejadas
no pronuncian mi nombre no decretan
                                     mi muerte
entonces regreso
a los artesonados pasillos del recuerdo
pieles carnes repletas siluetas
                                 en sus cueros
el ruido de los párpados al cerrarse
                                      y tal vez
tal vez un grito literario puso nombre
al instante en que fui feliz
                              a la sombra
siempre a la sombra
                     de las muchachas sin flor.

 

Hölderlin 71

 

I

 
Venenosa paz
la de los árboles lentos
                          es posible morir
de olvido y perdón
el eucalipto huele a invierno
la mimosa anochecida
                      amortaja
cerca el mar es una red azul
llena de muchachas carnales
veleros resucitados por el verano
                                   los vientos
esparcen los eructos de una Europa
                                    mediocre y feliz
borradas las estelas de los dioses diluidos
nos queda el pan y el vino
                            mientras agonizamos
 

II

 
Ya se diluyeron los dioses
aquellos días en que a su luz
la realidad parecía ser propicia
ahora
       el áspero fieltro del horizonte
las ruinas de los deseos
                          sus cascotes
de ladrillos en perpetuo derribo
todo conduce a la mediocre
                            ternura
por un desamparo compartido
                             hijos
de la ira sin padres suficientes
abandonados por el absoluto
                             fugitivos del paraíso
desahuciados para la rehabilitación
no venderemos el alma al dinero
                                 ni a la Historia
¿nos bastará el pan y el vino
la entrega sospechosa de otro cuerpo
                                      pasajero?
o la constante tentación del suicidio
esa tenaz insistencia de héroes
                                 subempleados.

 

Quand vous serez bien vieille

Cuando seas muy vieja
y yo me haya muerto
descubrirás una tarde las horas
especiales
            el aroma de los soles ponientes
lo profundo oscuro del aire
anochecido en las calles sin retorno
vagarás eternamente en busca del espejo
que devuelve instantes felices
                                –de azul el mar
en nuestra carne sol y deseo–
ante la muerte del tiempo en el cristal
oirás las músicas que nos drogaron
los ruidos cotidianos que nos resucitaban
                                           deslices
de aguas de jabón hacia simas
                               terribles
cajas de música postales cerebrales
y en el espejo fijo el spot de nuestra vida
con dentaduras blancas y pieles doradas
jóvenes antiguos felices invencibles
mas no dejes que oscurezcan tus ojos
y el espejo extinga su realidad y tu deseo
porque te verías vieja y solitaria
con los ojos dormidos por la angustia
                                       el viento
que se lleva las hojas de un otoño horroroso
cuando seas muy vieja
y yo me haya muerto
rompe espejos retratos recuerdos
ponte bragas de corista diadema de acanto
sal desnuda al balcón y méate en el mundo
antes que te fusilen las ventanas cerradas.

 

II

Poemas del terror

 

Es el primo Anselmo

Ese jorobado
que se mete por la cerradura
clava alfileres en mis ojos
juega con tus nalgas
                      tus senos
se orina en un libro de Mao
–parece ser el segundo tomo–
se come un faisán lacado
eructa y recupera el aire
                           con la mano
mientras defeca lenta
                       mansamente
sobre tu mousse de chocolate:
                              es el primo Anselmo
¿recuerdas?
Cómo no
Manolo me había hablado tanto de ti.

 

Cabezas cortadas

Las cabezas cortadas
orillean el charco
                    flotan
las médulas desleídas
y algún ojo murió en adobo
la piedad de los chanclos
oculta el gozo de los pies
                            llueve
y es silencio toda la humedad
                               los caracoles
preparan el desembarco de Normandía.

 

Plaza de Oriente

Los partidarios del asesinato
encalan con pus
                 el crepúsculo
cárdenos cardenales
                     ofician en la frontera
al borde del abismo de plata
fría como la soledad
                      geográfica
y el mundo gira
y las estrellas ruedan
y los años luz son luminosos
los partidarios del asesinato
dividen el tiempo en toques de queda
el tiempo de silencio es nuestro acantilado
más allá la Historia
aquí
      las mantecadas de Astorga
                                 y el beso en la nuca.

 

In memoriam

Qué gorda eres Vicky Sánchez
inmensa barca hacia atracaderos
barra infinita camareros de cartón
                                    el mundo
una unidad braguetaria descolorida
por un tecnicolor sexual
                          rojo y azul
viscosilla plexiglás y ligas negras
ojeras rouge rodillas y caderas
talante caedizo en pozos tan lejanos
bestia de cargas y descargas
                              de repente
blanda y húmeda sobre el jadeo
fingido fugitivo furtivo funcional
te apuñalaron de perfil (fue un silbido)
y te dejaron en cueros fríos
con las venas heladas y el desastre
de tus ojos fritos en el techo espejo
migados senos pintados por las luces
malvadas carnes amalvadas por la muerte.

 
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